domingo, 10 de noviembre de 2013

POEMA 3o4

Les envío un saludo.

Este es el poema que deberán imprimir dos veces y llevarlo el día de mañana.



México, creo en ti


México, yo creo en ti
con renovada esperanza;
eres fuerte, no te alcanza
a matar un bisturí.

El cenzontle, el colibrí,
la tortolita viajera
remontan en la quimera
para labrar el destino
y con tu fe yo ilumino
Latinoamérica entera.


México, yo creo en ti
porque, aunque tu herida es vieja
y los recuerdos me aleja,
te amo como eres. Así.

Pero yo he de luchar y
volverás a tus cabales.
Juntemos los materiales
que descansan en tu historia
y llevemos a la Gloria
tus memorias ancestrales.

México, yo creo en ti
y en tu amoroso futuro,
necesario es el conjuro
que yo ayer te transmití.

De tu tierra recibí
los dones que hoy te dedico,
tu cultura me hace rico
y tu cariño, amoroso;
hoy, que estás tan temeroso,
mis cuidados multiplico.

México, yo creo en ti,
también en tus potenciales
mujeres y hombres cabales
que en las plazas ahora vi.

México, me decidí
a dar el grito de guerra
con la gente que se aferra
a recuperarte hoy
y aquí con ellos estoy
defendiendo nuestra tierra.

México, yo creo en ti
porque, a pesar del tirano
la gente se da la mano,
como anoche yo lo vi.


El militar frenesí
tan sólo ha causado unión.
Hoy te asiste la razón,
hoy sacudes la conciencia,
hoy vemos la coincidencia
y exhibes tu corazón.

México, yo creo en ti
porque no es dios el dinero;
sí lo es el derrotero
de tequio, trueque y así...

Siento que ayer prometí
de nuevo cumplir los votos
de llegar a los ignotos
rincones de la ignorancia
y así, rehacer la sustancia
de estos corazones rotos.

México, yo creo en ti
porque todos los maestros
son hoy día hermanos nuestros
que muestran a ti y a mí
que el furioso frenesí
de un poder absolutista
no para siempre se enquista,
no por siempre permanece,
y hoy, que la oposición crece
¡apúntenme a mí en su lista!

México, yo creo en ti
que, a pesar de tus carencias
siempre hay miles de conciencias
despertando a la que fui.

Amiga, siempre te oí,
siempre estuvimos de acuerdo,
y ahora ya no me pierdo
en país de cromagnomes
pues las manifestaciones
crecen contra ese gran cerdo.

México, yo creo en ti
pues grande es tu corazón.
La temporal desunión
no está ya ahora, ni aquí.

En la esperanza viví
porque, a pesar de lo escrito
hay un virtual plebiscito
hoy caminando en las calles.
¡Espero que pronto me halles,
cómplice! ¡te necesito!

México, yo creo en ti
porque miro a tus personas
bellas. En todas las zonas
que visito yo lo vi.

México, yo te creí
porque aunque parezca tarde,
tu futuro está que arde
y, con sólo un volantazo,
retomaremos el paso
que antes dio López Velarde.


Buen fin de semana.
Esmeralda

POEMA 3o3

Les envío un saludo.

Coloco en este espacio el poema que deberán imprimir dos veces y llevarlos mañana.



Mario Benedetti
¿Qué les queda a los jóvenes?

¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de paciencia y asco?
¿Sólo grafitti?, ¿rock?, ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar/ abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan/ abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines del pasado
y los sabios granujas del presente.

Bonito día.
Esmeralda

POEMA 3o2

Les envío un saludo.

Coloco en este espacio el poema que deberán imprimir dos veces y llevarlos mañana.



POEMA A DON BENITO JUÁREZ GARCÍA
Miguel Ángel Pérez Rojas

A Juárez
Juan Ricardo Barahona Guillermo

¡Fue Juárez inculto en su humilde infancia!,
¡Fue Juárez perseverante en su saber!,
¡Fue Juárez congruente en su audacia!,
¡Fue Juárez ejemplo del deber!

Allá en la sierra de Ixtlán
del hermoso estado de Oaxaca,
en un lugar llamado San Pablo Guelatao
nació un humilde niño zapoteca.

Fue en este hermoso estado,
Un 21 de marzo de 1806,
Donde la historia cede el hecho esperado,
La vida del hombre de bronceada tez.

Fue un mexicano muy pobre
que carecía de lo más indispensable,
llegó a ser un ilustre hombre
a pesar de todas las dificultades.

Contaba con apenas tres años de edad
cuando sus padres fallecieron,
quedando a cargo de él sus abuelos
que también más tarde murieron.

Los sustituyó su tío Bernardino López,
Benito trabajaba con él cuidando sus ovejas,
quien lo trataba con energía y mucha dureza,
sufriendo humillaciones y viviendo tristezas.

Por eso a los doce años decidió abandonarlo
se dirigió a Oaxaca, la ciudad capital
con el sacerdote Salanueva trabajó de mozo
iniciando así su educación elemental.

Benito Juárez aun siendo niño
padeció muchos malos momentos,
por ser huérfano carecía de todo cariño;
sin embargo, tenía buenos pensamientos.

A los quince años ingresó al seminario
en donde empezó a estudiar Filosofía,
más tarde abandonó dicho recinto
porque no quería estudiar Teología.

Ya en el Instituto de Ciencias y Artes
estudió y obtuvo el título de abogado,
formando parte de un grupo de liberales
realizando muy  bien todo su trabajo.

Ocupó muchos puestos políticos
allá en Oaxaca, su estado natal,
en todo momento cosechó muy buenos aciertos
que lo impulsaron a cargos de tipo federal.

¡Nadie hubiese imaginado que algún día
 aquel pastorcito oaxaqueño inteligente,
dirigiera  a la nación con sabiduría
pues ha sido de mi México el mejor presidente!

En su frase: “EL RESPETO AL DERECHO AJENO”,
Pretende la paz entre las naciones,
Agranda la convivencia como anhelo,
Enterrando mezquinas ambiciones.

El 18 de julio de 1872,
Se extingue la figura del Benemérito,
Se disipa la luz del gran reformador,
¡Quedando la GRANDEZA de su mérito!

¡Fue Juárez inculto en su humilde infancia!,
¡Fue Juárez perseverante en su saber!,
¡Fue Juárez congruente en su audacia!,
¡Fue Juárez ejemplo del deber!
 
Buen día
Esmeralda

POEMA 3o1

Les envío un saludo.

Coloco en este espacio el poema que deberán imprimir dos veces y llevarlos mañana.



Llénate de mí
Pablo Neruda

Llénate de mí.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme. Recógeme, contenme,  ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora.
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente.

Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
Entonces gritaría, lloraría, gemiría.
No puede ser, no puede ser.
Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué palabra?
No puede ser, no puede ser, no puede ser.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos. Rompamos este camino juntos.
Será la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un río terrible,
desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos
destrozando,
quemando,
arrasando
como una lava loca lo que existe,
correr fuera de mí mismo, perdidamente,
libre de mí, furiosamente libre.
Irme,
Dios mío,
¡irme!


Bonito día.
Esmeralda